la medianoche de los gallos
porque un padre tiene siempre
la última palabra picotea el teclado
en una riña contra las letras y la noche
como si fuera un gallo que indaga
la tierra en busca del sustento diario
así deja muescas sobre el planeta táctil
de los hijos un sistema braille
que ciega la memoria y perfora
punto por punto el mapa de la lengua
materna porque un padre siempre
improvisa la última palabra
para recibir mientras todos duermen
el primero de los silencios que vendrán
*
*
un nuevo hogar
a ella le gustaba visitar casas en venta
a ella le sobrecogía el corazón sentir el eco
de sus pasos en los cuartos vacíos a ella también
le erizaba la piel sentirse amenazada por la presencia
única del vendedor inmobiliario en los pasillos oscuros
a él le gustaba que le tocaran clientas solitarias
a él le sobrecogía el corazón echarle llave
a una casa deshabitada a él además
le erizaba la piel el tono de voz de una mujer
con miedo en los pasillos sin luz
«aquí se podría gritar y nadie vendría
a mirar qué sucede» dijo ella
«salvo que los gritos fueran capaces
de derrumbar las paredes» dijo él
uno de los dos sonrió primero
pero la penumbra apresada dentro de la casa
no permitió que alguien lo viera
para poder narrarlo tiempo después
HERNÁN SCHILLAGI
HERNÁN SCHILLAGI
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